Esta creencia es cierta, pues la producción excesiva de grasa impide el desarrollo normal del pelo debido a la obstrucción de los folículos pilosos causando la aparición de las llamadas alopecias seborreicas.
Esto se debe a que los receptores androgénicos se localizan en el folículo piloso y la glándula sebácea. Cuando estos receptores se unen al DHT, aumenta la actividad metabólica, produciendo una fase anágena más corta dando lugar a un pelo más corto, fino y con mayor cantidad de grasa.