El proceso quirúrgico no es muy distinto al de cualquier injerto capilar: el lugar clásico del que tomar el cabello es la parte de la nuca y, una vez tomado el pelo, se puede implantar en la cabeza, en los brazos, en las piernas o en la cara.
El pelo, aunque no es del mismo calibre, da un resultado muy natural si lo pones en la dirección y el ángulo correctos, es decir, paralelo a la cara, recuerda que no es una operación dolorosa, sino que, con una sencilla anestesia local, se lleva a cabo y un día después el paciente está como nuevo.
Una vez implantada, la barba se cae y a los tres meses vuelve con el ciclo natural del pelo. El pelo trasplantado conserva las características y el ritmo de crecimiento de la zona de donde procede el pelo originalmente, aunque, con el tiempo, el vello se acabaría pareciendo al de la zona donde ha sido implantado dando un aspecto totalmente natural.
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