La alopecia areata es la causa más frecuente de pérdida de pelo inducida por inflamación y se estima que afecta a aproximadamente 4.5 millones de personas en
los Estados Unidos . Dependiendo de los antecedentes étnicos y de la ubicación geográfica, la prevalencia de alopecia areata varía y es de 0.1 a 0.2%, con un riesgo
de por vida calculado del 2%. La alopecia areata afecta tanto a niños como a adultos y pelo de todos los colores. Aunque el trastorno es poco común en niños menores de 3 años de edad, la mayoría de los pacientes son relativamente jóvenes: hasta el 66% son menores de 30 años edad, y solo el 20% son mayores de 40 años. En general, no hay predilección por el sexo, pero se ha encontrado que es más frecuente en hombres con edades de entre 21 y 30 años. En niños, este trastorno es más severo y generalmente tiene inicio en la primera infancia.
La alopecia areata se asocia con un mayor riesgo general de otras enfermedades autoinmunes (16%). Por ejemplo, se acompaña de lupus eritematoso en 0,6% de los
pacientes, vitíligo en 4% y enfermedad tiroidea autoinmune en 8 a 28% . En pacientes con alopecia areata la caída del pelo puede deberse a la alteración de uno de las fases de crecimiento del folículo, en otras palabras, podría suceder una transición prematura de la fase anágena al catágeno o la fase anágena a telógena.
Dado que este evento no puede ocurrir solo, varios informes han sugerido que a pesar del hecho de que la etiología de alopecia areata no es bien conocida, es posible que factores ambientales, inmunológicos y genéticos sean responsables de su desarrollo .
La alopecia areata se manifiesta como la pérdida de pelo en parches bien delimitados en piel de apariencia normal, más comúnmente en el cuero cabelludo y en la región de la barba. El inicio suele ser rápido y la enfermedad puede progresar hasta el punto en que se pierde todo el pelo del cuero cabelludo (alopecia areata totalis) o incluso en el cuerpo entero (alopecia areata universalis). Las variantes de este trastorno incluyen ofiasis, en la que la caída del pelo afecta el cuero cabelludo occipital; formas difusas de alopecia; y «encanecimiento repentino», una variante en la que los folículos pilosos pigmentados son atacados, desenmascarando las canas preexistentes como resultado.
Estas presentaciones, junto con signos clínicos reveladores, como pelos con signos de exclamación, pelos de cadáveres, picaduras de uñas, y el crecimiento de las canas en lesiones alopécicas, a menudo hacen que el diagnóstico sea sencillo. Si el diagnóstico no es claro después de una evaluación clínica, como puede ser el caso de la variante difusa de alopecia areata, la biopsia de piel suele ser diagnóstico definitivo. En la alopecia areata aguda, el examen histológico revela un característico «patrón de celo de abeja» de infiltrados linfocíticos perifoliculares densos alrededor de los folículos pilosos anágenos; en pacientes con enfermedad crónica, este patrón puede estar ausente.